lunes, 1 de agosto de 2011

LOS EFECTOS DE LA APERTURA COMERCIAL SOBRE EL CAMPO MEXICANO

LIC. MIRIAM LASTIRI RITO


Introducción.
Regularmente el proceso de globalización se presenta como la universalización de las capacidades mundiales que rompe fronteras mediante el intercambio de productos de lo más diverso y desconocido. Sin embargo en términos reales este proceso dista mucho de ser sólo positivo; es decir, es necesario que pensemos el proceso de globalización actual con sus categorías complementarias: la competencia y la rentabilidad, para darnos cuenta que el resultado final es la imposición de unos (¿o de un?) países sobre otros; en este sentido, la competencia implica la aniquilación del enemigo en busca de la apropiación de un mercado mayor que promete altas tasas de rentabilidad. Pese a ello, a los formuladores de políticas públicas en México parece escabullírseles esta realidad.
El campo mexicano siempre ha jugado un papel central en la estructura económica nacional, pero particularmente ha sido así a lo largo del desarrollo del capitalismo mexicano, fue el eje central del periodo exportador de bienes primarios y también, aunque sometido a la dinámica industrial, en el periodo de sustitución de importaciones fue fuente de divisas y productor de bienes salario baratos para la creciente clase trabajadora urbana.
Continuando con esta lógica, parto de concebir la producción de alimentos como una producción estratégica; es decir, básica para el conjunto de la reproducción social. Si bien el campo mexicano ha sido dividió en 4 sectores diferentes (agrícola, pecuario, forestal y el piscícola) mi acercamiento será específicamente al sector productor de alimentos por lo antes mencionado.
La pregunta central que recorre todo este trabajo es: ¿son la competitividad y el libre mercado dos pilares para el desarrollo del campo mexicano? O ¿son más bien éstas las condiciones que perpetúan relaciones de dependencia económica para el país? Para contestar a estas preguntas haremos un recorrido por algunas de las principales variables económicas afectadas por la apertura comercial.
Son dos mis hipótesis al respecto. En primer lugar de manera general, las políticas económicas basadas en el libre mercado y en la competencia no han impactado positivamente el comportamiento de la economía mexicana, al contrario, han agudizado las relaciones de dependencia entre la economía mexicana y la economía norteamericana. En particular, las políticas económicas de apertura comercial para el campo mexicano no se han traducido en un progreso real sino en una mayor pérdida de la soberanía alimentaria nacional (mayor vulnerabilidad).
En segundo lugar de manera general, la reproducción de la población mexicana depende en buena medida y crecientemente de los alimentos básicos provenientes del mercado exterior y específicamente del mercado norteamericano. En particular considero que, los graves problemas de pobreza alimentaria por los que atraviesa actualmente México nos deben conducir al replanteamiento de las políticas económicas actuales, la superación de los rezagos económicos del campo mexicano no debe estar basada en criterios de rentabilidad o competitividad sino en las necesidades de la población rural y urbana mexicana.
El objetivo del presente ensayo es evaluar el efecto de las políticas públicas de corte neoliberal sobre el campo mexicano a lo largo de la década de 1990 y hasta el 2009.

Desarrollo.

a) Características del campo mexicano durante el periodo proteccionista. ¿Fue acaso un periodo de Prosperidad para el campo mexicano?
En el México de este periodo no podemos hablar de una agricultura en general, la agricultura estaba divida a grandes rasgos en dos, en cuanto a su régimen de propiedad y en cuanto a su producción . Una agricultura empresarial moderna de riego, productora de bienes de exportación, materias primas para la industria nacional y productos para una clase media-alta nacional; y una agricultura tradicional temporalera campesina, productora de bienes agrícolas de consumo interno, principalmente maíz y frijol. Afirmar que parte importante de la industrialización en México es resultado de una balanza comercial agrícola superavitaria, debe tener presente esta polarización.
Por un lado la agricultura de exportación es fuente de divisas y por otro lado la agricultura tradicional es responsable de la disminución en la importación de bienes de consumo interno y de un plus en la acumulación del capital industrial, debido a que estos productos fueron pagados por debajo de su valor, lo que permite al empresario industrial pagar bajos salarios; ambos sectores de la agricultura hacen posible la acumulación de capital, encaminada después a financiar el proceso de industrialización.
Aunado a lo anterior, no podemos decir que durante este periodo haya existido una prosperidad generalizada en el campo mexicano. El sector avocado a la producción para la exportación, con mayores niveles de tecnificación y con un tipo de propiedad privada de la tierra, se vio mucho más favorecido durante este periodo frente a, por un lado, el sector productor de bienes agrícolas de exportación pero con una propiedad ejidal ó comunal y, por otro lado, el sector temporalero productor de bienes salario.
La característica que define al capitalismo sui generis mexicano, es un desarrollo industrial basado en la enajenación de la riqueza producida por un sector: el sector rural de la actividad agrícola. Este modelo de crecimiento-desarrollo de saqueó y descapitalización de un sector de la producción rural en pro de lo industrial, llevó finalmente a la economía mexicana a una crisis generalizada, entre las causas centrales de la crisis se encuentra la caída en los niveles de producción de los bienes salario debida a un proceso de abandono de tierras y emigración permanente de campesinos hacia las ciudades nacionales o internacionales y/o hacia centros agrícolas donde eran empleados como jornaleros.

b) El cambio en la política económica: del proteccionismo al neoliberalismo.
Pasando por alto el balance anterior, el modelo neoliberal, en nombre de la sustentabilidad y basado en la propiedad privada de la tierra y el agua, inicia un proceso de descampenización en México. En otras palabras, las modernas políticas neoliberales condenan a muerte a la economía campesina temporalera porque emerge criticando las bases del antiguo modelo, centrando su atención en señalar lo inviable de un proceso de desarrollo basado en la propiedad social de la riqueza natural. Para la mirada neoliberal los graves problemas económicos son simple y llanamente producto del carácter público de las riquezas estratégicas entre ellas, el agua, la tierra, el petróleo y la electricidad. La privatización se presenta entonces como la solución más acorde.
Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) adopta ciegamente las medidas económicas planteadas en el Consenso de Washington . La deuda externa junto con su renegociación más el otorgamiento de nuevos créditos con instituciones multilaterales de crédito y la banca privada internacional, se traducen en mayores concesiones a la liberalización de la economía.
Es así como la Reforma al 27 Constitucional en 1992 cumple con el objetivo de insertar los recursos naturales al mercado en donde se le otorga al capital privado todos los derechos mercantiles para adquirirlos. La reforma en apariencia sigue reconociendo a la tierra y al agua como propiedad de la Nación pero genera al mismo tiempo todos los mecanismos para que en los hechos pueda ser libremente comercializada en el mercado como cualquier otra mercancía.
Uno de los actores principales en esta reforma fue Luis Téllez quien en su libro titulado “Nueva Legislación de Tierras, Bosques y Aguas” explica que el cambio en el marco legal era imprescindible porque éste era obsoleto y, por ende, respondía a las necesidades de una población y configuración económica ya inexistente. Según el autor la realidad que se vivía en el país en aquel momento ameritaba una transformación moderna en el marco legal, que insertara al país en una dinámica política-económica-social de dimensiones mundiales . Con este discurso es aniquilada constitucionalmente el reparto agrario, la demanda de tierra y agua.
La firma del TLCAN se inscribe también en esta lógica y pese a las supuestas virtudes de dicho tratado y todos los que se vendrán despúes, Norma Castañeda nos dice lo siguiente “El TLCAN fue dado a conocer a la opinión pública una vez negociado y la ciudadanía no tenía el mayor conocimiento sobre su contenido, cabe decir que las negociaciones fueron sumamente cerradas en donde no hubo una participación real de la sociedad civil, a lo mucho se consultó a las grandes cámaras empresariales y a los sindicatos corporativos que de ninguna manera reflejaban la opinión de las voces de los tres países que se manifestaron en contra del acuerdo.”
Los efectos del TLCAN en el campo mexicano. A partir de 1994 pueden entrar a México productos agrícolas de EUA y Canadá libres de arancel. Si bien cultivos como el maíz blanco y el frijol fueron supuestamente protegidos hasta el año 2008, las importaciones de productos agrícolas de consumo interno aumentaron, por lo que la dependencia alimentaria de México hacia EUA se agudizó. Mientras que el país se casaba con la idea y el proyecto de suprimir los subsidios para no distorsionar el mercado, en EUA se aprobaba la Ley de Seguridad Agrícola e Inversión Rural, la cual aseguraba la canalización de 183 millones de dólares al sector agrícola empresarial estadounidense (8% aproximadamente del total de productores agrícolas) en forma de subsidios, garantizándoles sus ganancias a costa de precios bajos con los que se inunda de productos de baja calidad a países como el nuestro.
El resultado: los productores locales, grandes y pequeños, son eliminados vía dumping. La ruina en el campo mexicano se ha traducido invariablemente en una agudización en los niveles de migración del campo a la ciudad, pero sobre todo del campo mexicano al campo estadounidense, o bien a sus ciudades. El problema es en esencia una crisis de seguridad nacional y el gobierno ha centrado su apoyo a sectores agrícolas empresariales generalmente parasitarios denostando la producción campesina como no competitiva; la solución para los presuntamente no competitivos, según el Gobierno Federal, fue una purga poblacional del campo mexicano.

Comprobación.
a) La apertura comercial y sus efectos en la economía mexicana. Balanza Comercial.
La gráfica Exportaciones e Importaciones Mexicanas 1993-2010 nos muestra claramente cómo el intercambio comercial se ha incrementado sólidamente a partir de la apertura comercial mexicana y la consecuente firma de tratados comerciales. Si bien el margen entre exportaciones e importaciones (saldo de la balanza comercial) no es muy amplío, éste se mantiene a lo largo del periodo como deficitario. Es decir, la economía mexicana compra más productos del exterior de lo que vende, manifestando así el primer rasgo de dependencia comercial.
Sin embargo sí nos adentramos más en la información encontramos severos problemas, veamos.
Al observar las gráficas Valor total y por región económica de las exportaciones e importaciones mexicanas 1993-2011 nos damos cuenta que, si bien México es a nivel mundial el país con más acuerdos de libre comercio firmados con el exterior, existe una alta dependencia al mercado norteamericano, especialmente al estadounidense.
Al analizar el destino de las exportaciones por quinquenios (gráficas Distribución de las Exportaciones México-Regiones Económicas 1995, 2000,2005 y 2010) observamos que la tendencia a lo largo de 1995-2010 no ha cambiado, el destino de un 80-85% de las exportaciones nacionales se establecen mediante el TLCAN.
La dependencia de importaciones provenientes de América del Norte se mantiene, sin embargo podemos observar cambios en su comportamiento (gráficas Distribución de las Importaciones México-Regiones Económicas 1995, 2000,2005 y 2010), pasando de 1995 a 2010 del 74% al 52%.
En este punto podemos decir que, si bien México ha comenzado a comprar mercancías de diferentes partes del mundo, sus ventas siguen estando canalizadas al mercado norteamericano; lo anterior pone en evidencia el gran negocio de los tratados comerciales, posicionando a México como un mercado rentable para las mercancías producidas alrededor del mundo.
Observar los datos aislados puede alterar nuestro conocimiento de la realidad, puesto que la gráfica Saldo Total de la Balanza Comercial de México (1994, 2009) da cuenta de una progresiva caída en el déficit comercial mexicano, representando en 2009 apenas 1/3 de lo que fue en 1994. Aunado a ello, el panorama parecería más alentador al mirar la gráfica Saldo de la Balanza Comercial por Región (Comparativo) donde se muestra que el principal superávit mexicano en balanza comercial la obtenemos de nuestros socios comerciales del TLCAN.
¿Eso implica que México gracias a la apertura comercial tiende al progreso económico?, ó ¿acaso se está consolidando como una economía desarrollada, no dependiente del mercado exterior y todo gracias a la apertura comercial?
No, lamentablemente no es así. En primer lugar, en la gráfica misma Saldo de la Balanza Comercial por Región (Comparativo) observamos que sólo existe un saldo superavitario (y éste es con el TLCAN), mientras que el déficit sigue siendo una constante creciente con el resto de los socios comerciales de México.
La gráfica Saldo de la Balanza Comercial Mexicana (Desagregada por sectores, Comparativo) nos permite ver cuál es la composición de los flujos comerciales entre México y sus socios comerciales. Salta a la vista que la disminución en el déficit comercial mexicano se debe únicamente a dos sectores que presentan datos superavitarios, estos son el pesquero y fundamentalmente el petrolero. Es decir, la apertura comercial no se ha traducido en un progreso científico-tecnológico nacional que redunde en una mejor estructura productiva nacional de punta, sino que se ha refugiado en la renta petrolera nacional que además se basa en una política de precios por debajo de los de la OPEP.
Ahora bien, párrafos más arriba comentamos que en términos de regiones comerciales, el único saldo superavitario que México posee es con el TLCAN, con las gráficas Saldo de la Balanza Comercial Desagregado por Regiones, Sector Petrólero, Pesca e Industrial, podemos observar que es el petróleo la principal mercancía que México entrega a EUA. Después del petróleo se encuentran las mercancías del sector industrial, no bienes intermedios o de capital, sino solamente productos estadounidenses maquilados en el norte de México que aprovechan el bajo salario que se paga en México. Finalmente encontramos productos del sector pesquero, fundamentalmente camarones, producidos en Sinaloa y Tamaulipas, que al ser producidos en un entorno artificial requieren una elevada cantidad de hormonas y antibióticos que terminan afectando al medio ambiente.
México presenta cifras deficitarias en el sector no petrolero, en el agroindustrial, el agropecuario y el agroalimentario. Centremos nuestra atención en el sector agroalimentario.

b) La apertura comercial y sus efectos en el campo mexicano.
En las gráficas Saldo de la Balanza Comercial Desagregado por Regiones, Sector No Petrolero, Agroindustrial, Agropecuario y Agroalimentario, podemos observar que en todos los casos, a excepción del sector no petrolero, el TLCAN es el principal socio comercial de México en términos de abasto de alimentos.
Qué podemos observar, que el escenario económico mexicano no es nada alentador. Ya en el apartado anterior estudiamos la dependencia nacional, producto y resultado del escaso grado de desarrollo científico-tecnológico, ahora en este apartado se vuelve patente el nivel de vulnerabilidad de la economía mexicana al mercado mundial en general y en particular al mercado estadounidense, puesto que ahora México depende de EUA para satisfacer la necesidad vital de alimentos.
Como hemos observado el flujo comercial internacional mexicano se ha incrementado pero dejando marginado al sector agrícola, según la gráfica Superficie Sembrada y Cosechada de México 1990-2010, el número de hectáreas sembradas y cosechadas antes y después de la apertura comercial y firma de tratados comerciales no se ha alterado en lo fundamental. Es un hecho que la población mexicana sigue en aumento, con lo cual la demanda de alimentos se incrementa, sin embargo esto no se traduce en un incremento en la producción, pero porqué, ¿acaso los campesinos dilapidan los recursos otorgados por el Gobierno Federal? No, esa no parece ser la respuesta, los campesin@s temporaler@s que no han emigrado, no han dejado de producir, sin embargo se limitan a la producción de subsistencia, ¿por qué?, porque la importación de alimentos extranjeros al país bloquea la entrada de su producción, incluso, al mercado nacional.
Cabe mencionar que una parte de los productores agrícolas, propietarios privados de la tierra (algunos propietarios de grandes extensiones de tierra) y altos niveles de agro-tecnología no han corrido con la misma suerte que los ejidatarios/comuneros temporaleros. Los primeros siguen estando ligados a la producción de mercancías agrícolas para la exportación y para el mercado nacional de la clase media y alta; éstos, según la tabla Balanza Comercial de Productos Agropecuarios 2007-2009, producen fundamentalmente Jitomate, Legumbre y Hortalizas Frescas, Pimiento, Aguacates y Pepino.
Así, pues, existe un sector agrícola que, pese a los grados de dependencia alimentaria nacional, optan por producir para el mercado exterior y no para el interior, de modo que parte de la riqueza natural y agro-tecnológica nacional se canaliza para alimentar hogares extranjeros. Cuáles son los productos agrícolas que México importa, en primer lugar Maíz, seguido por la Semilla de Soya, Trigo, otros Productos Agropecuarios y Semillas de Nabo o Colza. México importa fundamentalmente Maíz, un alimento central en la dieta de la población trabajadora nacional, de modo que, si por cuestiones económicas, políticas o ambientales, los flujos de este alimento se detuvieran, este sector de la población nacional estaría en serio peligro. Por otro lado, los productos que México importa para el consumo humano son además de baja calidad y dañinos para la salud (con un alto contenido de agroquímicos).

c) Respuesta a preguntas centrales de la investigación e hipótesis.
El mito del progreso o modernidad del libre mercado es desmentido de múltiples maneras por la realidad.
Hemos podido demostrar mediante hechos históricos y datos estadísticos que el libre mercado, lejos de encausarnos a la modernidad, ha profundizado el atraso económico de nuestro país, agudizando nuestra relación de dependencia con el mundo entero y principalmente con EUA. No es conveniente que los formuladores de políticas públicas en México sigan aferrándose a un modelo económico como el Neoliberal que ha focalizado el desarrollo nacional en la explotación de las riquezas del subsuelo, dejando a la deriva necesidades fundamentales para la reproducción de la población mexicana, como lo es la alimentación, lo cual ha conducido al país a la pérdida de su soberanía alimentaria.
Hemos podido observar, que una mejora, en términos de valores monetarios de la balanza comercial no significa un cambio real en la economía nacional, manifestándose deficiencias graves de atraso productivo, que no ha podido superarse. En las actuales condiciones, el país puede arribar a saldos superavitarios en la balanza comercial, sin embargo, seguiremos siendo vulnerables en términos alimentarios.
Ahora bien, la dificultad de pensar al campo mexicano, resulta de concebírselo precisamente como si fuera éste unidimensional, es decir, como si todo se redujera a la necesidad de tecnificar la producción agrícola con vistas a colocarla en los primeros planos de la competencia internacional.
Pudimos demostrar cómo una buena parte de los alimentos nacionales son importados y fundamentalmente provienen de EUA, mientras nosotros entregamos petróleo ellos nos entregan alimentos y de baja calidad. Sin embargo los petrodólares que entran a la economía mexicana no logran traducirse en políticas de desarrollo agropecuarias o industriales debido a la invasión de productos del mercado exterior. Al mercado mundial le interesa México, por su petróleo, su fuerza de trabajo y su amplio mercado sostenido fundamentalmente por petrodólares y remesas.
Por lo anterior, finalmente mantengo mi postura con respecto a que es necesario replantear la política económica actual, dejando a un lado el mito del progreso del libre mercado, mirando detenidamente los problemas nacionales de desabasto de bienes básicos y buscando solucionarlos.

Conclusiones.
El balance del que parten los impulsores del modelo neoliberal pasa por alto que para adquirir competitividad y productividad en un contexto de economía abierta es prioritario haber pasado previamente por un proceso de desarrollo tecnológico que sitúe a la economía por arriba de la media mundial, de otra manera los niveles de desarrollo productivos exteriores terminarán colapsando la economía interna, como fue el caso mexicano.
Las reformas neoliberales permiten la reconstrucción de latifundios, la concentración privada monopólica de tierra, agua y demás recursos naturales, asegurada por la consolidación de mercados libres donde estas riquezas naturales son ofertadas y demandas como cualquier otra mercancía, cuando la realidad económica es totalmente adversa para los campesinos e indígenas mexicanos, propietarios de la mayor parte de estas riquezas.
La inviabilidad del proyecto económico salinista de incorporar a México de esta particular manera, al primer mundo, se vuelve evidente a inicios de 1994 cuando el país vuelve a caer en una crisis que coincide con el arribo de la administración de Ernesto Zedillo a la presidencia del país (1994-2000). La crisis mostró la escasa factibilidad de un modelo de crecimiento económico puesto en el financiamiento privado, en flujos de capital extranjero directo y de cartera que circulan libremente por el territorio nacional .

Bibliografía.
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• Estadísticas de Comercio Internacional 1994-2010 (Secretaria de Economía) http://www.economia.gob.mx/swb/es/economia/p_Estadisticas_de_Comercio_Internacional
• Balanza Comercial de México (INEGI Septiembre 2010).
http://www.inegi.gob.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/continuas/economicas/exterior/mensual/bcm/bcm.pdf
• Barreda, Andrés y Ceceña, Ana. (Coords.) Producción Estratégica y Hegemonía Mundial, Edit. S. XXI, México, 1995.
• Bartra, Armando. Los herederos de Zapata. Movimientos campesinos posrevolucionarios de México, 1920-1980; Ediciones Era, Colección Problemas de México, México, 1985.
- Cosechas de Ira. Economía Política de la Contrarreforma Agraria, Edit. Itaca, México, 2003.
• Castañeda, Norma. Los supuestos plus del TLCAN., artículo publicado por DECA, Equipo del Pueblo, México, noviembre 2004.
• Guillen, Arturo. México hacia el S.XXI: crisis y modelo económico alternativo, Plaza y Valdés Editores, México, 2001.
• Lastiri, Miriam. La gestión del agua dulce durante el desarrollo del capitalismo mexicano, Tesis para obtener el grado de Lic. en Economía, UNAM-Facultad de Economía, Junio 2008.
• Téllez, Luis. Coord. Nueva Legislación de Tierras, Bosques y Aguas., Edit. Fondo de Cultura Económica, México, 1993.

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