Luis Enrique Paredes Berumen
Doctorando en Administración Pública. Zacatecas
1.- Institucionalismo
El institucionalismo de la primera mitad del siglo XIX tenía una orientación descriptiva y usaba el razonamiento inductivo.
La sociología política y el institucionalismo de la ciencia política fundamentaron conceptualmente la noción del buen gobierno empujando la instauración de procesos de gobernabilidad democrática y el análisis de los procesos de informalización de la política. El buen gobierno, esencia de la gobernabilidad democrática, se centra en los procesos de formulación y ejecución de políticas públicas creadoras y reguladoras de instituciones y mecanismos que permitan a los actores colectivos, acordar, negociar y asumir funciones de vigilancia de la esfera pública.
Los instrumentos del institucionalismo se aplican a la ciencia política en el análisis de los procesos de disolución como una inevitable acción de diferenciación social latinoamericana. La sociología política describe la complejidad y la fragilidad de la inserción de la sociedad civil en la esfera pública y endereza las criticas hacia el modelo de desarrollo neoliberal impuesto por el estado.
2.- Neoinstitucionalismo
El neo-institucionalismo parte de la idea de que los contextos institucionales –políticos, sociales, económicos- dentro de los que actúan los individuos, influyen de manera importante su comportamiento. Este enfoque privilegia el estudio de las instituciones en cuanto resultan claves para comprender los mecanismos de formación de consenso y las metas colectivas que pudieran plantearse las sociedades. Por ello, la unidad de análisis no es el individuo, sino el conjunto de reglas, normas y tradiciones que existen en las distintas organizaciones que conforman un sistema.
Para el neo-institucionalismo resulta fundamental explicar el por qué de la estabilidad y del cambio en los procesos sociales. En este sentido, quienes lo utilizan soportan sus indagaciones en la idea de que las instituciones sólo cambian en forma incremental, poco a poco, sobre plazos de tiempo relativamente largos y que las normas y reglas institucionales influyen de manera determinante sobre el comportamiento individual. Adicionalmente, esta concepción reconoce la inevitabilidad del cambio, entendido como el resultado de la adaptación del sistema a los incentivos del entorno
Así las cosas, el neo-institucionalismo considera que las organizaciones desarrollan características institucionales que las diferencian a unas de otras, y estas características son el factor más importante para entender el comportamiento de los actores organizacionales.
Según el neo-institucionalismo el cambio institucional es el resultado de la interacción entre institución y medio ambiente. Dado que el ritmo de las transformaciones en este último es mucho más rápido que las transformaciones de las rutinas organizacionales, se produce una constante tensión entre ambos que obliga a un continuo proceso de adaptación institucional. Así pues, la estabilidad institucional se encuentra en constante tensión con las cambiantes realidades sociales.
En este marco la reforma institucional se define como un conjunto de acciones que aspiran a modificar de manera deliberada la estructura y cultura de una organización. Así las cosas, iniciar un proceso de cambio resulta relativamente sencillo si se compara con el proceso posterior para controlarlo porque, dado el alto número de variables que intervienen, el resultado final puede ser muy diferente de lo que se vislumbró en un principio.
3- La Nueva Gestión Pública
Bajo la Nueva Gestión Pública no todos entienden lo mismo. Para unos, es un sistema de manejo descentralizado que aplica innovadores instrumentos de gestión como lo son el controlling, el benchmarking y la gestión esbelta (lean management). Para otros, es privatizar en la mayor medida posible las actividades gubernamentales.
Generalmente, los autores diferencian entre la implementación de la dirección como nueva instrumentación de la gestión gubernamental y los inicios de la competencia como una desregulación que deberá ser lo más extensa posible por medio de la creación de competencia al establecer servicios gubernamentales.
En resumidas cuentas la NGP posee las siguientes características:
• Dirección orientada a la competencia mediante la separación de competencias entre los financiadores y los prestadores de servicios.
• Enfoque en la efectividad, eficiencia y calidad del cumplimiento de tareas.
• Separación de la dirección estratégica (¿QUÉ?) de la dirección operativa (¿CÓMO?).
• Un trato fundamentalmente igual de prestadores de servicios particulares como públicos dentro del marco de la prestación de servicios y presupuestos globales.
• Impulso enfocado de la innovación (como parte de la prestación de servicios) gracias a un manejo operativo delegado (no sólo descentralizado).
Un enunciado fundamental de la Nueva Gestión Pública expresa:
“Todo aquello que no sirve al ciudadano representa un derroche“
4.- Relaciones Intergubernamentales
Las relaciones intergubernamentales (RIGs) ponen en cuestión niveles de cooperación, negociación y coordinación tanto política como administrativa . La cooperación es importante en el nivel de la eficacia (del éxito de las políticas), acordar con una lógica de intervención facilita las relaciones; pero además se requiere de una elevada capacidad de gestión y de entendimiento. Las RIGs permiten explicar los vínculos a nivel Inter. jurisdiccional y persigue la concreción de eventos cooperativos de gobierno pensando y complementando recursos en beneficio colectivo. Las RIGs expresan las tensiones de carácter político que se dan en el territorio, aún cuando se avance en el sentido de generarlas y consolidarlas, hay que destacar, como dice Pineda que “los acuerdos de unos son desacuerdos para otros”, por lo que hay que valorar el costo de oportunidad en el momento de la decisión.
5.- Políticas Públicas
Pallarés (1988) Define a las políticas públicas como “el conjunto de actividades de las instituciones de gobierno, actuando directamente o a través de agentes, y que van dirigidas a tener una influencia determinada sobre la vida de los ciudadanos”. Pallares (1988) en su visión, plantea la interacción gobierno-sociedad, como eje de la política publica. De ahí que, podría inferirse considerar a las políticas públicas como las acciones del gobierno orientadas a dar respuestas a las diversas demandas de la sociedad. En otras palabras, al gobierno en acción. Por último, para Pallarés (1988) una política puede ser considerada como pública siempre que se haya producido (generada, o cuando menos minimamente procesada) en el marco de los procedimientos, instituciones y organizaciones gubernamentales.
6.- Buen Gobierno
Este término por lo general se define explicando cuáles de los defectos existentes en el gobierno y la administración pública deberían ser eliminados, por ejemplo “sin corrupción", "sin derroche de los recursos públicos", "sin recomendación de compadrazgos", etc. Si se procurara otorgar al “buen gobierno” objetivos positivos, se llegaría a la siguiente definición:
"el buen gobierno es una forma de gobierno y de administración pública que es capaz de proveer eficientemente", es decir, satisfacer las necesidades de la población. Esta definición abarca los requerimientos que la “Nueva Gestión Pública” deberá satisfacer.
7.- Organizaciones Públicas
Son sistemas que mantienen una relación de influencia mutua y dinámica con el entorno, basados en jerarquías, normas irrestrictas, restructuración de actividades y funciones predefinidas en organigramas inamovibles, sujetas a una naturaleza social que les obliga a responder a la dinámica política, económica, cultural, ideológica, etc. de los grupos sociales a los que afecta directa o indirectamente.
8.- Reinvención del gobierno
Con espíritu empresarial se pretende transformar el sistema y la organización gubernamental, en busca de la eficiencia, eficacia adaptabilidad y capacidad de innovación.
Para poder lograr estos objetivos, es necesario descentralizar las operaciones, ser competitivos, otorgar incentivos aplicar los principios del sector privado, capacitar a los empleados y dar un servicio cordial y primordial al cliente.
Jerarquía
En general, el concepto de jerarquía designa una forma de organización de diversos elementos de un determinado sistema, en el que cada uno es subordinado del elemento posicionado inmediatamente por encima (con excepción, claro está, del primero que no está subordinado a ninguno de los demás).
El concepto de jerarquía también es ampliamente aplicado a la gestión de las organizaciones para designar la cadena de mando que comienza con los gestores de alta dirección y sigue hasta los trabajadores no gestores, pasando, sucesivamente, por todos los niveles de la estructura organizacional. Con que, a través de la jerarquía se establecen las relaciones de autoridad formal entre los superiores y sus subordinados, además de definirse la estructura organizacional de cualquier organismo.
Organización horizontal
El poder, entendido de una forma clásica, está siendo sustituido por nuevas formas de poder. Entender el poder como algo vertical y unidireccional es un error en la actualidad. Si bién es verdad que la estructura jerárquica de la sociedad aún está presente el poder se nos presenta como algo distinto, cambiante y camaleónico. Han sido varios los autores los que se han encargado de llevar a cabo una relectura de las tesis clásicas, uno de los más importantes y destacados ha sido Michael Foucault. Defiende las relaciones de poder frente a una única fuente de poder.
Por lo tanto tenemos que al encontrarnos un poder cambiante, las formas de organización cambian también, la mano ejecutora del poder vertical, de arriba a abajo es invertida o involuciona de abajo a arriba.
Por lo tanto la organización horizontal surge como respuesta a esa nueva concepción del poder, también como necesidad y conquista de la ciudadanía que veía necesario nuevas formas de organización.
La mayoría de las empresas y organizaciones tienen como misión obtener el beneficio deseado entregando el máximo valor (producto o servicio) a sus clientes. La organización horizontal está diseñada para brindar una forma estructural y un enfoque organizacional integrado que les permite entregar dicho valor a los clientes, potenciando así sus ventajas competitivas.
La gestión horizontal es un método transfuncional de gestión donde la mano visible del director jerárquico deja paso a la mano invisible del mercado y en donde los recursos se trasladan de manera natural a su uso más eficiente, de forma que el trabajo que no aporta valor añadido desaparece
Características clave de las organizaciones horizontales Dirección por procesos, no por tareas
Las organizaciones verticales se estructuran de forma funcional: buscan mejoras concretas en las funciones, departamentos o tareas. Por el contrario, se puede organizar el flujo de trabajo en torno a procesos clave que abarcan a toda la empresa y que, en última instancia, ligan a ésta con las necesidades del cliente. Reduciendo la jerarquía disminuimos al máximo el número de áreas de actividad en las que se dividen los procesos clave.
Si los procesos se rediseñan de forma adecuada mejoraremos los resultados y sentaremos las bases para la innovación y mejora continuas.
Gestionar equipos, no personas
Los equipos suelen conseguir mejores resultados que los individuos, porque cuentan con un conjunto más amplio de habilidades, de capacidades y de puntos de vista.
Organización por procesos (Heras, 2000)
En la organización horizontal el módulo organizativo básico es un flujo de trabajo llevado a cabo por un equipo, no la realización de tareas por individuos. Dicho flujo de trabajo se puede ligar mediante distintos mecanismos relacionados entre sí.
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