sábado, 14 de julio de 2012

LA MAREA CHINA

Por Dr. Martín Vera

En el año de 2011, la industria automotriz mexicana ocupó el 8º lugar por unidades producidas y el 6º en unidades exportadas. Además contribuyó con 3.6% del PIB, 20.3 del PIB manufacturero y 28.4 de las exportaciones manufactureras del país. Además, es uno de los sectores con mayores empleadoras del país con más de 550 mil empleos directos e indirectos.

No obstante, las ventas de automóviles nuevos han tenido retrocesos. Por ejemplo, la exportación de unidades hacia Estados Unidos sufrió una reducción de 25.3%, a Europa de 40.8% y a Asia de 65.7%.

Además, por si no bastara, en los próximos años la industria automotriz se verá amenazada por la evidente tecnología automotriz de China, quienes están exportando vehículos a bajo costo y de alta calidad y cuyo repliegue mundial obedece a una estrategia de relanzamiento global de automóviles que podría hacer añicos muchas industrias nacionales, incluyendo la nuestra.

El centro de estudios China-México, asevera que en menos de una década la industria automotriz china aprendió a fabricar automotores, gracias a los acuerdos con fabricantes que se establecieron en el país, atraídos por el mercado más grande del mundo. Actualmente existen 45 marcas chinas con capacidad para producir automotores, y 20 de ellas están en condiciones de competir con las mismas reglas con fabricantes japoneses, coreanos, alemanes y estadounidenses por el mercado.

Muchas empresas tecnológicas de prestigio ya fabrican en China cumpliendo todos los estándares de calidad exigidos en la Unión Europea, Japón, Estados Unidos, etc. Los chinos, que no tienen ni un pelo de tontos, quieren fortalecer su joven industria automovilística y hacerla tan competitiva como la de los occidentales, coreanos y japoneses, pero simplificando el proceso de investigación y desarrollo que ha costado décadas y montañas de dinero.

Algunas de las industrias chinas ya se han presentado en los salones más importantes con el aval de cinco estrellas en seguridad, y aunque todavía son muy pocas, la mayoría cuenta con esos estándares internacionales para la fabricación y el resto no tardará mucho en alcanzarlo. El salto a América latina y a México se dará por Brasil, con quien tenemos un acuerdo que está en la polémica y que tiene tras de sí la experiencia con Argentina.

Es evidente que si no se toman decisiones a tempo no habrá camino de regreso y el boquete para la economía mexicana será enorme e irreversible.

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