En el año de 2011, la
industria automotriz mexicana ocupó el 8º lugar
por unidades producidas y el 6º en unidades exportadas. Además contribuyó con 3.6% del PIB, 20.3 del PIB manufacturero y 28.4 de las
exportaciones manufactureras del país. Además, es
uno de los sectores con mayores empleadoras del país con más de
550 mil empleos directos e indirectos.
No obstante, las
ventas de automóviles
nuevos han tenido retrocesos. Por ejemplo, la exportación de unidades hacia Estados Unidos sufrió una reducción de 25.3%, a Europa de 40.8% y a Asia de 65.7%.
Además, por si no
bastara, en los próximos
años la
industria automotriz se verá amenazada por la evidente tecnología automotriz de China, quienes están exportando vehículos a bajo costo y de alta calidad y cuyo repliegue mundial
obedece a una estrategia de relanzamiento global de automóviles que podría hacer añicos
muchas industrias nacionales, incluyendo la nuestra.
El centro de
estudios China-México,
asevera que en menos de una década la industria automotriz china aprendió a fabricar automotores, gracias a los acuerdos con fabricantes
que se establecieron en el país, atraídos
por el mercado más
grande del mundo. Actualmente existen 45 marcas chinas con capacidad para
producir automotores, y 20 de ellas están en condiciones de competir con las mismas reglas con fabricantes
japoneses, coreanos, alemanes y estadounidenses por el mercado.
Muchas empresas
tecnológicas
de prestigio ya fabrican en China cumpliendo todos los estándares de calidad exigidos en la Unión Europea, Japón, Estados Unidos, etc. Los chinos, que no tienen ni un pelo de
tontos, quieren fortalecer su joven industria automovilística y hacerla tan competitiva como la de los occidentales,
coreanos y japoneses, pero simplificando el proceso de investigación y desarrollo que
ha costado décadas
y montañas de
dinero.
Algunas de las
industrias chinas ya se han presentado en los salones más importantes con el aval de cinco estrellas en seguridad, y
aunque todavía son
muy pocas, la mayoría
cuenta con esos estándares
internacionales para la fabricación y el resto no tardará mucho en alcanzarlo. El salto a América latina y a México se dará por Brasil, con quien tenemos un acuerdo que está en la polémica y que tiene
tras de sí la
experiencia con Argentina.
Es evidente que si
no se toman decisiones a tempo no habrá camino de regreso y el boquete para la economía mexicana será enorme e
irreversible.
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